LA HELIOTERAPIA
Las curas de sol son la forma más eficaz de sistematizar la helioterapia. Se puede realizar en distintas zonas ambientales o climáticas, ya sea en el mar o en la montaña, y se pueden también diferenciar como estacionales, pues no es lo mismo realizarlas en invierno o en verano.
El Sol es fuente de vida y energía, y por ello, la helioterapia como medio terapéutico ha sido utilizada por el hombre desde la más remota antigüedad. La acción terapéutica de la radiación solar es conocida y utilizada en Medicina para combatir y tratar diversas enfermedades y su efecto beneficioso es reconocido por todos los expertos.
Sin embargo, en los últimos tiempos, el sol y sobre todo las radiaciones ultravioletas son criticados y puestos en duda, debido al abuso que de ellas se hace, a la progresiva disminución de la capa de ozono y por ello a los efectos nocivos que sobre la piel pueden producir, si se reciben con exceso y sin la debida protección. De la misma forma, que no se puede decir que una copa de vino o una cerveza son nocivos para la salud -más bien todo lo contrario- ya que pueden producir alcoholismo, el sol si es tomado con conciencia y precaución es una fuente de bienestar corporal.
Por ello, la helioterapia sigue teniendo sus indicaciones y los efectos beneficiosos del sol sobre la salud son evidentes y muy recomendables ya que la radiación solar tiene sobre nuestro organismo un efecto directo sobre la piel y una repercusión general sobre el metabolismo y las funciones orgánicas y físicas.
Su acción directa produce cuatro cambios muy llamativos sobre la piel: aumento de la temperatura local, aumento de la circulación periférica de la sangre, aumento de la sudoración por estímulo de las glándulas sudoríparas y aumento de la pigmentación por estímulo de los malanocitos y secreción aumentada de la melanina.